viernes, 31 de enero de 2014

Mis bebés



I have this feeling of protectiveness over characters I want to play. I worry about them -if someone else gets the part, I'm afraid they won't do it right; they'll make the character a victim or they'll make her a villain or they'll just get it wrong somehow...

Tengo una actitud protectora hacia los personajes que quiero interpretar. Me preocupo por ellos -si otra persona consigue el papel, temo que no lo harán bien; convertirán al personaje en una víctima o la harán un villano o simplemente lo entenderán mal de alguna manera...

No sabéis cómo entiendo a Jennifer Lawrence. Porque cuando otra persona -especialmente un profesor- habla de algún libro que me encanta, o de un poeta con el que he crecido, o de un personaje que es tan mío como de su autor, me da pánico. Me da pánico que no le comprendan, que se pongan a interpretar lo que les da la gana por ser más transgresores y más alternativos que nadie, en lugar de intentar comprender a la persona que hay detrás de las palabras.

Odio hablar con la gente de Machado, o de Salinas, o de Lorca, o de Bécquer. Me toca la moral la gente que juzga a Hermione Granger, y os aconsejaría no mencionar a Ana Ozores en mi presencia. Me parece de un simplismo estúpido reducir un poema a su rima o a su métrica. Que es importante, sí. Que es muy poco importante comparado con el espíritu que alienta toda la poesía de un autor, también.

No sé si esto me incapacita para ser filóloga. Lo cierto es que no me importa que critiquen a quien me gusta, pero sí me da puñaladas el hecho de que no les comprendan. Que se queden en esa superficie tan cómoda que es el comentario de texto guionizado, que intenten hacerlo objetivo cuando precisamente el arte es la sublemación de la subjetividad. Me parece un ataque a la humanidad intentar pragmatizar la literatura.

Y no sé si esto me hará, precisamente, mejor filóloga.

martes, 28 de enero de 2014

Pasión

Tengo un profesor fantástico. Más de uno, a lo largo de la carrera, tampoco tantos, pero este en concreto... Este es fantástico.

Este hombre da las clases tan rápido que si parpadeas te lo pierdes. Este hombre es capaz de estar explicando durante diez minutos una teoría y emocionarse tanto con ella que no se da cuenta de que no tiene nada que ver con lo que estábamos hablando. Y nosotros estamos tan metidos en su explicación que no nos damos cuenta tampoco. Este hombre tiene que pararse a respirar cada quince frases porque se le olvida. Este hombre me recuerda, clase tras clase, por qué me encanta la sintaxis. Porque es misteriosa y compleja y en sólo tres palabras puede haber tanto significado oculto que parece mentira que hablemos tan así, sin pensarlo.

Este hombre debe de tener cuarenta o cincuenta años y le encanta lo que hace. Este hombre, a pesar de ser de lengua, es mi inspiración.

Si cuando llegue a los cincuenta me gusta lo que hago la mitad que a Luis Eguren, seré una persona afortunada.

viernes, 24 de enero de 2014

Star-crossed lovers

Esos libros que te arruinan la vida para siempre y te hacen mejor persona. Esos libros.

"You don't get to choose if you get hurt in this world... But you do have some say in who hurts you. I like my choices."

No puedes elegir si te hacen daño en este mundo. Pero sí puedes decidir quién te hace daño. Me gustan mis elecciones.

martes, 21 de enero de 2014

Azul

¿Por qué escribimos historias de amor?

Hay tantas cosas de las que escribir, un millón de temas más interesantes, unos cientos de millones de sentimientos menos trillados y aun así, una y otra vez, volvemos al amor.

¿Por qué?

Creo que porque todos nos hemos enamorado. Todos necesitamos la esperanza de un final feliz, de un amor eterno aunque solo dure doscientas páginas. Todos necesitamos saber que no estamos solos en esta lucha, que hay más gente que busca y no encuentra y encuentra y pierde y al final, se quedan solos. Y vuelven a empezar. Necesitamos sentirnos acompañados, saber que esta soledad que parece infinita como el mundo no es más que una manchita diminuta en un punto poco importante del Universo. 

Por eso escribimos historias de amor.

Dejadme deciros que, por una vez y sin que sirva de precedente, Dios bendiga a las historias de amor.

"Solo el amor puede salvar a este mundo. ¿Por qué debería avergonzarme amar?"

sábado, 18 de enero de 2014

Cambio

Hace veinticuatro horas estaba de exámenes. La peor temporada de exámenes que he tenido nunca, si queréis saberlo. La más exigente, la que más segura estaba de que no llegaba a tiempo para todas las asignaturas. No me lo he pasado bien. Parecía que no iba a acabar nunca.

Pero ha acabado. Y, a falta de resultados, parece que ha acabado bien. Y ahora mismo, estoy en un avión -al que he llegado corriendo, en la última llamada, muy peliculero- y me voy a París. París, siempre París. Ha resultado ser una ciudad muy productiva. Necesitaba salir, y me voy.

Esto, más que para vosotros, es para mí. Una nota mental. Todo lo que parece que no va a acabar nunca... Acaba. Tanto lo bueno, como lo malo. Y eso siempre es un motivo para sonreír. Ya sabéis que soy firme defensora del cambio. 

There's an east wind coming.

viernes, 17 de enero de 2014

Marián.

Hoy, os quiero presentar a alguien a quien quizá ya conocéis. O deberías conocer, por lo menos. Os presento a...

Marián Álvarez

Marián es actriz. Salió en 7 vidas, en La sopa boba, en Hospital Central... Salió de Moratalaz. Porque además de actriz, Marián era mi vecina. Sus padres son muy simpáticos y ella, lo poco que la conocí, también. Marián es una chica muy normal que se está dejando la piel para ser lo que ella quiere y no lo que nadie espera de ella.

Y lo está consiguiendo.

Le dieron la Concha de Plata. El 13 de enero, ganó el premio Forqué a la mejor actriz. Está nominada y es favorita a un Goya. Y para mí es una inspiración. Para mí y supongo que para todas las personas que quieran de alguna manera salirse del camino marcado y hacer algo diferente con su vida. Porque al parecer solo uno entre cien, o entre un millón, lo consiguen. Claro que, ¿por qué no voy a ser yo ese uno?

Y cuando ves que Marián, que bien podría ser yo con unos cuantos años y un bastante más de trabajo encima, lo ha conseguido... Oye, que igual podemos ser hasta dos.


miércoles, 15 de enero de 2014

Cosas que hay que entender sobre mí

He descubierto últimamente que para mí están muy claras pero, sin embargo, hay gente que no entiende. O no sabe, directamente.

La primera es que soy una persona de extremos: o amo u odio. La indiferencia para mí es directamente que no existas. De muchos de mis compañeros de clase, y estoy en tercero, no me sé ni el nombre. Pero si existes para mí, si te dejo entrar en mi vida, no me das igual, te lo aseguro. Y además, es muy fácil hacerme pasar del odio al amor. Juzgo rápido pero no tengo problema en admitir que me equivoco -porque lo hago mucho- y cambiar de idea respecto a las personas que se lo merecen. Sin embargo, no es tan fácil para mí pasar del amor al odio. ¿Por qué?

Por la segunda cosa que hay que saber de mí: tengo muy buena memoria para las cosas pequeñas. Puede que se me olvide la fecha de la Primera Guerra Mundial, pero acumulo un millón de detalles, de asociaciones con todas esas personas a las que quiero. Ese es su libro favorito, aquí me besó, allí celebramos su cumpleaños, hablamos de aquel tema cuando comimos aquí... Y una vez las tengo dentro, es casi imposible sacarlas. La fecha de cumpleaños, el color favorito, las canciones que me regaló... Puedo pelearme contigo, podemos dejarnos de hablar, puedo incluso echarte de mi vida voluntariamente (It's a self preservation thing, you see?) pero este tipo de detalles van a seguir viniéndome a la cabeza cada vez que lea ese libro, o coma esa comida, o escuche esa canción. O todas las canciones.

Parezco una persona fría y hasta distante, lo sé, porque no sé expresar mis sentimientos y los momentos emotivos me incomodan. Soy tímida, soy cínica y me da miedo ser poco apropiada, así que normalmente lo soy. Pero tengo una incapacidad de olvidar que también me incapacita para no querer.

Sólo quería que lo supiéseis.