viernes, 22 de junio de 2012

Intuiciones.

Hay ciertas cosas que cuentan mucho de las personas que las poseen. La mochila, el móvil o la ropa, por ejemplo. Tu casa, sin embargo, tu habitación, es aquello que más te define. Para mí, mi habitación es lo que soy, es lo que refleja lo que me gusta, mis prioridades, mis objetivos. Yo. Es el sitio en el que no tengo de esconderme de nadie, es más, es el sitio en el que me escondo de los demás. Fuera, soy una persona. Y dentro, soy yo. Yo, con mis libros, con mis películas y mis series, mis pesadillas, mis recuerdos, mi acumulación absurda de pequeños objetos que, gracias a esta memoria que Dios me ha concedido, guardan historias enteras. Nunca publicaría una foto de mi habitación. Es algo demasiado íntimo, a pesar de que la entrada y salida de gente sea continua e indiscriminada.

Me hace gracia cuando la gente entra en mi cuarto y empieza a curiosear. Es una reacción común; al parecer, tengo muchas cosas. Me gusta estar rodeada de mis cosas, de todo eso que yo exclusivamente he decidido que esté ahí. Así, estoy continuamente asaltada por sensaciones, recuerdos, asociaciones; estoy siempre activa, mi mente no se para nunca. Seguramente, si me metiesen en una celda de paredes blancas y nada más, me pasaría lo mismo, pero me gusta más tener cosas a mi alrededor que me estimulen. Culpo de esto a mis hermanos, por cierto. Siempre he estado sobreestimulada y, claro, así he salido.

Pero todo esto no venía a contaros cómo es mi habitación o lo profunda que me pongo respecto a acumular mierdecillas en la estantería. Esto venía a que, igual que se puede saber bastante de mí si sabes mirar mi cuarto, quiero pensar que yo puedo saber bastantes cosas de la casa de otras personas. En este caso, de una persona con una casa tan guay (que un adulto tenga a R2D2 en el pasillo, estanterías de cómics por el pasillo y miniaturas de Star Wars es guay, hay que admitirlo) no se podía esperar más que cosas buenas.

Cosas, como este blog. Sí, esto es una recomendación. Me gusta irme por las ramas. Como si no me conociéseis...


A disfrutar ;)

jueves, 14 de junio de 2012

#SoyFelizCon

Fácil.

#SoyFelizCon el sonido del hielo resquebrajándose al echarle la cocacola.

#SoyFelizCon el sonido y el olor de las palomitas explotando en el microondas. El mejor sonido (y olor) del mundo, por cierto.

#SoyFelizCon la gente que no dice delante mío, sino delante de mí. Y si ya usan bien el imperativo, hasta les doy dos besos.

#SoyFelizCon mis cuñas de esparto.

#SoyFelizCon mi equipo de SuperMonis, preparando el campamento.

#SoyFelizCon los libros de Benjamin Lacombe.

#SoyFelizCon el sonido de llamada del Skype.

#SoyFelizCon It's Not Unusual.

#SoyFelizCon David Boreanaz. Joven. *babas*

#SoyFelizCon una peli en italiano. Aunque no sea buena.

#SoyFelizCon hierba, sol y un cuaderno Moleskine, entero por escribir.

#SoyFelizCon los recuerdos de Roma. Un día viviré allí, os lo voy avisando. En el Trastevere. Con una vespa roja.

#SoyFelizCon las historias de piratas.

#SoyFelizCon esas tradiciones que te alegran la tarde.

Ciertas pequeñas cosas te impulsan a seguir viviendo. Es guay ^^

lunes, 4 de junio de 2012

Vietato.

Prohibido prohibir.

Prohibido mirar al pasado con algo que no sea satisfacción. Ni pesar, ni arrepentimiento, ni nostalgia. ¿Que todo tiempo pasado fue mejor? ¡Pues no me lo creo!

Prohibido mirar a los demás con envidia, resentimiento u odio.

Prohibido no aprovechar cada segundo de cada día.

Prohibido no perder el tiempo.

Prohibido marcarse metas imposibles.

Prohibido no soñar con tocar la luna.

Prohibido llorar por nada. Permitido llorar por todo lo que suponga una intensa emoción, una descarga de humanidad inevitable.

Prohibido echar de menos a los que están mejor lejos. Permitido añorar a los que deberían estar un poquito más cerca.

Prohibido asustarse del futuro.

Prohibido recordar sólo lo malo y dejar que te reconcoma.

Prohibido recordar sólo lo bueno y que esto te impida ser realista.

Prohibido ser realista.

Prohibido deshacerse de los buenos recuerdos porque duelen. Sólo de las cicatrices se aprende.

Prohibido mantener un tanteo con lo bueno y lo malo que la vida te ha dado.

Prohibido andar por el sendero mil veces hollado por pies autómatas, que sólo buscaban la meta y no el camino.

Prohibido dejar que tu vida transcurra tranquila, sin sobresaltos.

Prohibido vivir sin música, sin arte, sin poesía.

Prohibido aburrirse de la vida. Prohibido, por supuesto, anhelar la muerte.

Y tú, ¿qué prohíbes?