viernes, 30 de diciembre de 2011

Problemas del vestir.

Yo tengo muchos problemas en estas fechas tan señaladas, porque hay que ponerse monérrima. Y yo no sé hacer eso. Pero he encontrado la clave para sentirse mona, estupenda, fabulosa y todo tendencias en Nochevieja: te pones delante del espejo, con el vestido, los tacones, las joyas, tu pelo de estudiar y tu cara de sueño, y te dices: Estás buenísima.

Y ya está. Te ríes un rato, piensas cómo puedes ser tan tonta, te colocas otra vez tus vaqueros rotos y tu camiseta de propaganda y te pones a estudiar, mientras das vueltas por la casa para aprender a andar con los tacones. Monérrima no me siento, pero oye, con humor todo pasa mejor que con ketchup.

Qué poquito queda de 2011, madremía...

domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Nochebuena, Feliz Navidad.

Yo siempre he dicho que estas fiestas no me gustan. Pues no sé por qué, porque las pelis de navidad siempre son tristes, o porque las luces siempre son una horterada, o porque siempre se come demasiado celebrando el cumpleaños de un niño que nació en un pesebre. No sé por qué, pero la Navidad me pone triste.

Sin embargo, este año me he propuesto ser feliz. Y, por eso, ayer fui todo lo feliz que la situación permitía, que fue mucho. Gracias a la familia, gracias a los amigos, y gracias al Singstar (imprescindible en cualquier fiesta). Gracias a Dios porque es Navidad, y este año me he dado cuenta :)

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Navidad

Este año me he propuesto ser feliz. Que me va a costar, ya lo sé, pero lo importante es la intención, ¿no?


Espero que vosotros lo consigáis o, por lo menos, me acompañéis en la intención.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El Show de Truman.

Me pasó lo mismo cuando vi Matrix. Primero, me encantó. Segundo, flipé. ¿Y si nosotros también vivimos en Matrix? ¿Y si alguien lo descubrió y dejaron ahí la película porque nos entretenía y así pensábamos que no era posible? ¿Eh? ¿Te imaginas? Pues ahora estoy igual. ¿Y si alguien es tan retorcido que es capaz de llevar a la realidad El Show de Truman? ¿Y si mi vida es telebasura? No es que yo sea más interesante que Belén Esteban, no os penséis, pero... A lo mejor la propia Belén (pobre) es fruto de un productor sociópata (de más de uno, me vais a decir... Bueno, ya, pero centraos en el mensaje).

Y una vez que mi imaginación desbocada y somnolienta (no sé cómo hago para siempre ver las películas más interesantes a las horas menos decentes...) me ha colocado en ese mundo que me da escalofríos, en el hecho de estar viviendo una mentira y ni siquiera darme cuenta, en ser la marioneta de algún desquiciado que juega a Dios, llego al tercer paso. Pensar. ¿Qué haría yo? ¿Pastilla roja o azul? ¿Saldría, o me quedaría en el estudio? Porque me da un jari sólo de pensar que yo sea Truman, claro. Pero también me da un jari pensar en renunciar a todo lo que tengo ahora por una verdad cruda, descarnada, un mundo peor, más feo, más frío, más agresivo incluso. Me tiemblan las piernas sólo de pensar que lo que hay ahí fuera, la verdad (si es que eso es verdad y no estamos metidos en un infinito bucle de personitas que juegan a ser Dios, de películas dentro de películas, de Matrix sobre Matrix y tiro porque me toca...) es peor que esto que nos ha tocado vivir. Y eso que no tengo grandes quejas con mi vida ahora mismo. Y pensar en lo feliz que soy ahora, que ha sido orquestado por un guionista... Brrrr. Me dan escalofríos. Pero pensar en renunciar a mi familia, a mis amigos, a mi carrera... Pues también me dan los siete males, he de confesar.

Y vosotros, ¿qué elegís? ¿Pastilla roja o azul? ¿Felicidad, o verdad?

martes, 13 de diciembre de 2011

Disyuntivas.

Como filóloga wannabe, os podría largar ahora un rollo bien largo y contundente sobre las oraciones, conjunciones o mierdasenvinagre disyuntivas. Pero como soy buena, simplemente os diré que una disyuntiva es una decisión entre dos cosas. O, más bien, una indecisión.

Hay disyuntivas que son fáciles. ¿Qué quieres para cenar, brocoli o pizza? La elección es evidente; todo niño que respire se tiraría de cabeza a por el brocoli. No, ahora en serio, es fácil elegir cuando una opción es claramente malamalamala, traída directamente de las fumarolas del Infierno, y otra promete gloria y alegría. 

Es más difícil elegir cuando te dicen, ¿qué quieres para cenar, pizza o canelones? *wgraaaaaaaaggggghh* Perdón, me he ahogado por un momento en mis propias babas. Claro, porque cuando te ofrecen gloria y alegría, placer y regocijo, gozo inmundo en ambas opciones, no sabes pa' dónde tirar. Es una elección difícil (para la que yo suelo recurrir al pitopitogorgorito, que al final siempre eliges la opción que no sale... El ser humano es complicado).

Pero lo más difícil es cuando te presentan la siguiente sentencia: ¿Qué quieres para cenar, brocoli o acelguitas al vapor sin rehogar? Mother of God. Por un lado tienes las fumarolas del infierno, y por otro a Satanás sonriéndote. No quieres hacer ninguna de las dos cosas, pero algo tienes que elegir. Porque no te puedes quedar sin cenar. Hay que moverse. Hay que decidir, aunque cueste. Aunque todas tus opciones parezcan una mierda y sepas que las vas a pasar putas sí o sí, hay que elegir.

Y aquí estoy, señores, entre brocoli o acelguitas al vapor sin rehogar. ¿Qué hago? ¿Les echo queso por encima, me quedo sin cenar, o me tapo la nariz y como deprisa?